Inauguración de una fuente de agua para 10.300 habitantes en Etiopía
En la zona rural de Korke Adi, en el Rift Valley de Etiopía, la Comunidad de San Pablo lleva dos años trabajando con grupos de ahorro para mujeres.
Las mujeres y sus familias pidieron a la Comunidad de San Pablo ayudarles a extender la canalización de agua existente en la ciudad cercana de Meki, a 8 km de distancia. Se quejaban de que la concentración de fluoruro en el agua subterránea que normalmente usaban era muy elevada, y afectaba gravemente a su salud. La solución: excavar una zanja de 8 km de extensión e instalar las tuberías para que el agua de Meki llegara a Korke Adi. Aceptamos el reto.
En tres puntos de Korke Adi se construyeron fuentes, y se colocaron tanques elevados con una capacidad de 10.000 litros cada uno. En cada punto se estableció un comité de agua encargado de su distribución y del mantenimiento de las fuentes y los tanques, así como de cobrar la cuota por el consumo, como parte indispensable para que el proyecto fuera sostenible.
A finales de 2017 se inauguraron las tres fuentes, celebrándolo con una gran fiesta en la que no faltaron ni el obispo de Meki ni las autoridades locales, así como la población en pleno de Korke Adi. Gracias a este proyecto, los 10.328 habitantes de la zona disponen ahora de agua potable.
El pasado 19 de noviembre se celebró el Día Mundial del Saneamiento, y Naciones Unidas nos recordaba que actualmente hay en el mundo 2.400 millones de personas sin acceso a saneamiento, y casi mil millones de personas que realizan sus necesidades fisiológicas al aire libre.
La Comunidad de San Pablo lleva ya 14 años en la República Dominicana, y prácticamente desde el principio de nuestra presencia en el país nos involucramos, desde la Parroquia La Sagrada Familia de Sabana Yegua (Azua), en la construcción de letrinas o sanitarios para la población más desfavorecida de la región en la que trabajamos. A pesar de los notables avances que se han realizado, hoy todavía quedan casi 1,000 familias en el territorio parroquial que atendemos sin sanitario.
Recientemente el hermanamiento de la Parroquia La Sagrada Familia con la Archidiócesis de Milwaukee cumplió 35 años, y el pasado enero se celebró este aniversario con la visita del arzobispo de Milwaukee y un grupo de peregrinos a la República Dominicana. En vistas de la necesidad de sanitarios dignos para las familias, el arzobispo dedicó su campaña de Cuaresma a esta causa. A su llamado respondieron generosamente amigos y conocidos, recaudando suficiente dinero para construir 200 letrinas.
Agradecemos enormemente su colaboración y aprovechamos esta oportunidad para mostrarles un corto vídeo, en inglés, en el que los sacerdotes de La Sagrada Familia explican el proceso de construcción de una letrina.
La Comunidad de San Pablo desarrolla un programa de saneamiento ambiental en la República Dominicana
«Decían que las brujas se comían a los niños, pero lo que los mató fue la diarrea». La Diócesis de San Juan de la Maguana ha construido más de 18.000 sanitarios en 25 años; como parte de este mismo esfuerzo, la Comunidad de San Pablo, desde la parroquia La Sagrada Familia de Sabana Yegua, ha construido más de 2.000 desde hace 14 años.
Hace pocos días, la directora ejecutiva de FUNDASEP (fundación vinculada a la Diócesis de San Juan) nos contaba con entusiasmo el gran impacto que había tenido la construcción ininterrumpida de letrinas sanitarias con foso seco e inodoro a lo largo de todos estos años. Monseñor José Grullón, obispo de San Juan, insiste en que ya no hay que llamarlas letrinas, sino sanitarios, pues con el inodoro que se les coloca pasan a tener una mayor dignidad. También insiste en que a pesar de que haya gente que se pregunte por qué la Iglesia se ocupa de las cosas materiales, es labor de la Iglesia y de los cristianos ocuparnos de la persona completa.
En efecto: ¿qué tiene mayor importancia que la vida de un niño? Y tantos niños morían a causa de diarreas, producto de enfermedades gastrointestinales, causadas a su vez por parásitos, bacterias y el mal saneamiento ambiental. No es ningún secreto que, si las personas hacen sus necesidades a campo abierto, las enfermedades se propagan con gran facilidad. No, no eran las brujas, ni ningún mal espíritu o maldición lo que se comía a los niños. Lo que se los comía y literalmente acababa con ellos eran las infecciones gastrointestinales recurrentes. Ahora podríamos decir que nuestras letrinas han acabado con las brujas.
En efecto, en las últimas décadas el panorama ha cambiado drásticamente y agradecemos a muchas personas e instituciones el apoyo que hemos recibido para la construcción de sanitarios y la promoción del lavado de manos. Aunque un gran número de familias ya tienen su “baño adentro”, y miles tienen su sanitario o letrina mejorada, todavía queda en la región en la que trabajamos un 15% de hogares que no disponen de baño. Así, pues seguimos con el programa hasta que no quede ninguna familia sin sanitario.